diumenge, 13 d’abril del 2008

14 d´Abril




Durant la celebració del 14 d’abril a Vallcanera, la regidora d’ICV-EUiA de Sils va llegir unes paraules:
LA REPÚBLICA Y LAS MUJERES: POCOS AÑOS, GRANDES AVANCES
A principios del siglo XX España era un país atrasado cultural y económicamente. Las mujeres para trabajar necesitaban del permiso del marido y no podían disponer libremente de su salario. Y de las asalariadas, dos terceras partes trabajaban temporalmente, o en el servicio doméstico, sin derechos laborales y el resto obreras cualificadas, fundamentalmente del textil y del vestido.
Conviene destacar que en el censo de 1930, se registraba que el 44% de mujeres eran analfabetas en España. Fue tras la proclamación de la II República que la mujeres se incorporaron de forma masiva al trabajo remunerado.
Cuando se instaura la II ª República en abril de 1931. La Constitución republicana no sólo concedió el voto a las mujeres sino que todo lo relacionado con la familia fue legislado desde una perspectiva de libertad e igualdad: matrimonio basado en la igualdad de los cónyuges, derecho al divorcio, obligaciones de los padres con los hijos...y la ley del divorcio (1932). España fue uno de los dos únicos países de Europa que no había aprobado una ley del divorcio, la legislación fue la más progresista de todo el viejo continente. El régimen republicano estaba poniendo a España en el terreno legal a la altura de los países más evolucionados en lo referente a la igualdad entre los hombres y las mujeres. Tanto desde las filas socialistas como desde las conservadoras, aunque siempre con matices y diferentes grados de entusiasmo.
La guerra Civil española no paralizó los progresos culturales y legislativos, se legalizaron las uniones libres, las mujeres se incorporaron a la industria de la guerra y la ministra de Salud, Federica Montseny, en 1936 consigue que se legalice el aborto, reparando un inaceptable olvido. La historia de las milicianas es también digna de mención, muchas muertas en combate. Los partidos y sindicatos debatieron de forma desgarradora si las mujeres debían estar en la vanguardia o en la retaguardia. En el verano del 36 las mujeres participaron en las milicias igual que los hombres, pero ya en otoño fueron enviadas a la retaguardia. La Unión de Muchachas defendió Madrid durante los tres años de sitio, luchando también por la emancipación de las mujeres, Mujeres Libres, anarquistas, organizaron la retaguardia en Cataluña; y la Asociación de mujeres antifascistas (AMA), bajo la dirección de Pasionaria, organizó a las mujeres en las fábricas, siendo denominador común de todas que lo público y lo privado era indisociable.
La República en tan corto periodo supuso, sin duda, un avance espectacular para la mujer, al menos a nivel legal. Se vivió en tiempo récord bajo una legislación avanzadísima, algunas mujeres, como las asturianas, vivieron una revolución, y casi todas la guerra, las menos la guerrilla. Las que sobrevivieron y no pudieron o quisieron huir, la represión franquista.
La creación de la Falange Femenina en diciembre de 1934 y el regreso al orden moral de la mano de la “Santa Madre Iglesia”, serán los inicios de un nuevo cambio de signo para las mujeres españolas.

Y tras la derrota, la represión política y la cárcel, los fusilamientos, los campos de trabajo, la humillación pública, -el odio hacia las mujeres republicanas fue desmedido-, la delación, el exilio, la quema de libros, las interdicciones profesionales… Las mujeres sufrieron violaciones, fueron obligadas a beber aceite de ricino, sufrieron la estigmatización del corte del cabello, y la reeducación de sus hijos. Aprendieron con sangre lo que significaba ser vencidas, y el sufrimiento de ser madre, viuda, esposa o hija del vencido.

Con el nacionalcatolicismo la mujer vio retroceder en más de medio siglo sus condiciones de vida y sus derechos. El franquismo, inicial fascismo español, supuso para el pueblo, la falta de libertad, y para las mujeres, la “cárcel de la reproducción” como única función social femenina.
Se suprimió la escolaridad mixta, la iglesia volvió a retomar la enseñanza en sus manos, se “liberó a la mujer casada del taller y del trabajo”, añadiéndosele una prima por maternidad, y la prohibición del ejercicio de profesiones liberales. Se derogó la ley sobre el matrimonio civil y la ley sobre el divorcio. Se recogieron como delitos en el Código Penal: el aborto, el adulterio y el concubinato. La prostitución, sin embargo, sería legal. El Código Civil elevó a 25 años la mayoría de edad y obligó a las jóvenes a permanecer en el hogar paterno hasta el casamiento.
De nuevo, “EL ÚNICO CAMINO”. En el horizonte femenino… ¡tan sólo la vuelta al hogar!
La fuerte represión moral que volvieron a aplicar sobre nuestras mentes y nuestros cuerpos no impidió que rompiéramos el silencio e, incluso, desde ese régimen, las mujeres retomamos nuestra lucha específica, enmarcada en una más amplia: la de la clase trabajadora.
Pocos años de régimen republicano, grandes avances: ésta es la historia, no la olvidemos. Todos los regimenes “democráticos” no son iguales, a las pruebas nos remitimos.
Cristina Simó.
13 d’bril del 2008.